Desinformación y redes sociales

Después del asalto al Capitolio en Washington el 6 de enero, Twitter, Facebook y otras redes sociales inhabilitaron definitivamente las cuentas del presidente Donald Trump. Al mismo tiempo, varias otras cuentas que apoyaron y alentaron el ataque al Capitolio fueron inhabilitadas temporal o definitivamente. El resultado fue una caída de 73 % en desinformación relacionada al infundado supuesto fraude electoral americano según Zignal Labs.  

Hay más factores que pueden haber contribuido a la caída en desinformación. Por ejemplo, las menores expectativas desde la extrema derecha americana de lograr anular la elección de Joe Biden tras su confirmación electoral en el Congreso. Sin embargo, la coincidencia y correlación entre la inhabilitación de las cuentas de Trump y la caída de la desinformación no se deben ignorar. Tampoco debe ignorarse que antes de su derrota definitiva en las urnas, las compañías de tecnología defendían que pese a compartir teorías de conspiración y desinformación, como presidente de Estados Unidos, era importante que se le permitiera comunicarse libremente con el público. Sólo derrotado y empecinado en difundir mentiras, después de no condenar el asalto a la sede de la democracia americana, se tomó la decisión de silenciarlo.

En simultáneo, Apple y Google eliminaron la aplicación Parler de sus tiendas digitales y Amazon Web Services canceló sus servicios de hosting, efectivamente inhabilitando el uso de la página por varios días. Parler ha sido una alternativa de Twitter favorita de la extrema derecha por sus laxos estándares de moderación de contenido.

A hand holding a cell phone showing President Donald Trumps suspended Twitter page.

A la luz de estos desarrollos queremos resaltar un estudio realizado por el Oxford Internet Institute llamado “Desinformación industrializada: Inventario global 2020 de manipulación organizada de redes sociales”. El estudio fue realizado por los profesores Samantha Bradshaw, Hannah Bailey y Philip N. Howard de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y trata sobre la manipulación de la opinión pública en las redes sociales, un hecho que se configura como una amenaza crítica para la democracia global.

El informe recoge las tendencias de la propaganda en 81 países por parte de gobiernos, partidos políticos, empresas privadas y otras organizaciones con las que trabajan para difundir desinformación durante dos años.

Tres tendencias clave fueron registradas en el inventario de actividades de desinformación en 2020:

  • Aumento de la actividad de tropas cibernéticas en todo el mundo. 81 países utilizan las redes para difundir propaganda y desinformación sobre política, frente a 70 países en 2019.
  • Mayores medidas de moderación en línea. Empresas de redes sociales han tomado medidas importantes para combatir el uso indebido de sus plataformas.
    • Entre 2019 y 2020 las plataformas han eliminado más de 317 mil cuentas y páginas. No obstante, las tropas cibernéticas han gastado cerca de US $10 millones en anuncios políticos.
  • Empresas privadas ofrecen cada vez más campañas de manipulación de información. En 2020, 48 casos de empresas privadas que desplegaban propaganda computacional en nombre de un actor político.
    • Desde 2018 registraron más de 65 empresas que ofrecen propaganda computacional como servicio, con gastos cercanos a US $60 millones desde 2009.

“En 61 países encontramos evidencia de partidos políticos o políticos que se postulan para cargos públicos que han utilizado las herramientas de propaganda computacional como parte de sus campañas políticas (…) Las redes sociales se han convertido en un componente fundamental de las campañas digitales”.

Dra. Samantha Bradshaw, líder del estudio.

El informe destaca que:

  • 90% de los países contaron con campañas de desinformación que involucran propaganda a favor del gobierno y partidos
  • 94% cuentan con campañas de desinformación que atacan a la oposición y organizan campañas de difamación
  • 73% de los países tienen campañas de desinformación que suprimen la participación mediante trolling o acoso
  • 48% registraron campañas de desinformación que generan división y polarizan

Colombia, frente a estas cifras y teniendo en cuenta el impacto que genera la desinformación, aparece en los registros del estudio de la Universidad de Oxford como uno de los países de Latinoamérica en donde más se presentan estos casos, junto a Bolivia, Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela y México.

Entre las variables que se presentan en la dinámica informativa y política del país se destacan la manipulación de medios por parte de agencias gubernamentales, partidos políticos y empresas privadas; actividad y capacidad de tropas cibernéticas; desinformación y ataques organizados por bots, trolls a la oposición y al gobierno, y propaganda computacional en periodos electorales.

Información tomada del estudio del estudio :  “Desinformación industrializada: Inventario global 2020 de manipulación organizada de redes sociales”, Universidad de Oxford. 2020. 

Tanto la pandemia como las elecciones de EE.UU. de 2016 y 2020 obligaron a muchas empresas a señalar mejor la desinformación, cerrar cuentas falsas y mejorar la moderación de contenido. Pero el grupo de investigadores señala que no todo el mundo está de acuerdo en que estas iniciativas sean suficientes para menguar la desinformación. Tampoco es claro si estas respuestas más agresivas de las empresas de redes sociales se aplicarán a otras áreas temáticas o países.

Conclusiones:

Podríamos especular que unos estándares de moderación robustos y la inhabilitación de un grupo de cuentas en redes sociales podría tener efectos similares en Colombia. Sin embargo, es difícil saber si las mismas compañías tomarían acciones definitivas frente a la desinformación en países más pequeños. Después de la inhabilitación de Trump de Twitter y Facebook, varios colectivos internacionales están pidiendo eliminar discursos del odio y otros contenidos que incitan a la violencia en países donde estas plataformas dominan las comunicaciones.

Las publicidad computacional continuarán evolucionando a medida que las nuevas tecnologías entren a jugarse este espacio de comunicación. Pero esta no existe ni se difunde de forma independiente: es el resultado de malas elecciones de diseño de tecnología, supervisión laxa de las políticas públicas, inacción del liderazgo de las plataformas de redes sociales, inversiones de gobiernos autoritarios, partidos políticos y firmas de comunicación convencionales.

Puede encontrar mayor información del estudio realizado por el Oxford Internet Institute en:  https://comprop.oii.ox.ac.uk/wp-content/uploads/sites/127/2021/01/CyberTroop-Report20-FINALv.3.pdf.

Dos recomendaciones de lectura del equipo de Elmedio:

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